Baterías para alimentación de robots
Generalidades por Eduardo J. Carletti
Introducción
No pretendo hacer un informe exhaustivo sobre todas las clases de baterías que se
podrían utilizar en un sistema móvil con alto consumo como un robot. Me dedico más bien
a delinear un panorama de las que, a mi entender, me resultan las más útiles en la
actualidad (convengamos que, en algún caso, hay tipos de batería que están en este
trabajo por razones comparativas). En todos los casos son del tipo recargable.
Una batería es un elemento eléctrico que transforma energía química en energía eléctrica,
y viceversa. A esta transformación se la denomina proceso electroquímico.
Se componen de un conjunto de elementos individuales (o celdas) conectados en serie,
cada uno de los cuales tiene, si está cargado, un voltaje nominal, que oscila
entre 1,2 y 3,6 V.
En el mercado se comercializan elementos con diversas capacidades, que se expresan en
el cuerpo de la batería como 500 mAh, 1700 mAh, 3300 mAh, etc. Una batería de 1000 mAh
es capaz de entregar una corriente de 1000 mA (1A) durante una hora, ó 10 A durante
la décima parte de una hora (en teoría, porque muchas baterías no soportan un régimen
tan alto de descarga), etc.
Baterías de Plomo-ácido
Las baterías plomo-ácido, como las que se utilizan en los autos, poseen seis celdas con
un voltaje nominal de 2,1 V cada una. Cuando están cargadas, las celdas están formadas por
electrodos de plomo metálico (Pb) y óxido de plomo (PbO2)
sumergidos en un electrolito de alrededor de 37 % de ácido sulfúrico
(H2SO4)
disuelto en agua.
Cuando la batería está descargada, los dos electrodos se convierten en sulfato de plomo y el
electrolito se convierte en agua (por esta razón las baterías de plomo descargadas
se pueden congelar más fácil). Los diseños modernos tienen un electrolito gelificado.
Baterías de gel
Una batería de gel es una batería de plomo-ácido con un electrolito gelificado. Las
celdas de una batería de gel están selladas, lo que hace que la batería no tenga
problemas con su orientación física, como pasa con las baterías normales de plomo-ácido,
que deben colocarse en una única posición para que no se vuelque el líquido del
electrolito. Se debe tener un cuidado especial al cargar baterías selladas, porque
el proceso de carga puede desprender gases. Esto quiere decir que en lugar de cargarla
con un voltaje constante (de 13,6 V para una batería de 12 V) uno debe comenzar con una
corriente constante si la batería está descargada, y sólo en la última parte de la carga,
cuando la resistencia interna alcanza un determinado valor, se pasa al método de voltaje
constante, hasta que la batería alcanza su voltaje definitivo de 13,6 V.
Baterías de Niquel-Cadmio (Ni-Cd)
Una batería recargable de Ni-CD (o NiCd) está formada por una placa positiva de hidróxido
de níquel y una placa negativa de hidróxido de cadmio. Ambas placas están separadas
por un electrolito, compuesto por una solución acuosa de potasio cáustico, contenida
dentro de un tejido poroso.
La tensión de una batería medida en voltios (V), sin circulación de corriente, es
diferente a la que se obtiene cuando ésta es sometida a un consumo, es decir, cuando se
toma la medición en una situación de trabajo. Para el caso de un elemento recargable de
Ni-Cd la tensión entre los bornes sin carga conectada tiene un valor de alrededor de
1,45 V. Pero con una carga que consume energía esta tensión disminuye a un valor de
aproximadamente 1,25 V.
Efecto inversión de polaridad: Una batería de Ni-Cd no debe ser descargada por debajo de su
tensión mínima, que es de 1,1 V por elemento, ya que se corre el peligro de que se produzca
una inversión de polaridad en uno o varios de sus elementos. Esto ocurre con frecuencia
cuando las baterías se descargan por debajo de su valor mínimo. La inversión de polaridad
se produce a causa de un cambio químico, que causa daño en el interior de los elementos
y que en general no es reversible.
Efecto memoria: El efecto memoria de una batería de Ni-Cd se produce como consecuencia
de sobrecargas repetidas y/o descargas parciales. El fenómeno reduce la capacidad de las
baterías con cargas incompletas. Se produce porque se crean unos cristales en el interior,
a causa de una reacción química indebida. Para prevenirlo basta con que cada tanto se
haga una carga completa.
Hay cargadores en el mercado que efectúan una ecualización en las baterías, haciendo una
carga muy lenta, para cargar la batería hasta su máxima carga real.
Las baterías que tienen efecto memoria son las de Ni-Cd y las de Ni/MH (aunque menos que en
la anterior). Las baterías que no tienen efecto memoria son las de plomo y ácido (las de
los coches) y las baterías de iones de litio.
Batería de níquel e hidruro metálico (Ni/MH)
Una batería de níquel e hidruro metálico (o Ni/MH) es un tipo de batería recargable similar
a una de níquel-cadmio (Ni-Cd) pero que no contiene cadmio, un metal caro y dañino
para el medioambiente.
Las baterías de níquel e hidruro metálico tienden a tener una mayor capacidad que las Ni-Cd
y sufren bastante menos el efecto memoria.
Las baterías de níquel e hidruro metálico son más amigables con el medio ambiente. Pueden
almacenar un 30% más de energía que una de Ni-Cd equivalente, y por tanto, la carga
dura más tiempo.
Resultan prácticas cuando se realizan pruebas porque sus electrodos se pueden soldar sin
problemas.
Se requieren cargadores específicos para Ni/MH, ya que los de Ni-Cd no sirven. En la
actualidad existen modelos que cargan los dos tipos.
El término correcto que se debería utilizar en castellano para las baterías de Ni/MH es
"níquel e hidruro metálico".
Baterías de Ni-Cd frente a Ni/MH
Como ventajas fundamentales, las baterías de Ni/MH tienen una mayor densidad de carga
(capacidad/peso superior, aproximadamente 40%-70% más capacidad); no contienen cadmio
(tóxico) y aparentemente no tienen efectos de pérdida de capacidad por mal uso o de
formación de dendritas (que se forman en las baterías de Ni-Cd al producirse la
inversión de la polaridad de la celda).
Las baterías de Ni/MH tienen una resistencia interna superior que limita su uso en
aplicaciones de alta potencia, si bien la industria ha ido solucionando esto al ofrecer
nuevos tipos que igualan en capacidad de descarga a las celdas del mismo tamaño de Ni-Cd.
Otro inconveniente es que las Ni/MH no admiten una carga tan rápida como las de Ni-Cd,
bajo riesgo de deteriorarlas.
Los elementos de Ni/MH son sensibles al calor, aún más que los de Ni-Cd: un
sobrecalentamiento puede producir gases internos y sobrepresiones que dan lugar a escapes
de electrolito y pérdidas de estanqueidad, reduciendo la vida útil de las celdas.
También más difícil de detectar el estado de carga total en las Ni/MH, por lo que se
recomienda el uso de cargadores que especifiquen su aptitud para cargar baterías de Ni/MH,
evitando así sobrecalentamientos indeseados.
Las baterías de Ni-Cd poseen al menos una ventaja sobre las de Ni/MH: la cantidad de ciclos
de carga y descarga, que oscilan entre los 1.000 y 1.500, contra 500 en las de Ni/MH.
Batería de iones de litio (Li-Ion)
Las baterías Li-Ion poseen una elevada densidad de energía, acumulando un carga mayor por
unidad de volumen. Por esta razón tienen menor peso en relación a baterías de otro tipo de
la misma capacidad. Se presentan en placas rectangulares, de poco espesor, de menos de
0,5 cm, los que las hace especialmente interesantes para integrarlas en dispositivos
portátiles con poco espacio.
Presentan un alto voltaje por celda; cada unidad proporciona 3,6 voltios, lo mismo que tres
celdas de Ni-Cd (1,2 V cada una). Carecen de efecto memoria. Su descarga es lineal, es decir,
que durante toda la descarga el voltaje de la batería apenas varía, lo que evita la
necesidad de circuitos reguladores. (Se debe tener en cuenta que esto puede ser una
desventaja en algunos casos, ya que hace difícil averiguar el estado de carga de la
batería.)
Tienen una baja tasa de autodescarga. Cuando guardamos una batería, ésta se descarga
progresivamente aunque no se la use. En el caso de las baterías de Ni/Mh, esta autodescarga
puede ser de un 20% mensual. En el caso de Li-Ion es de sólo un 6% (±0.01% diario)
Es recomendable que estas baterías se mantengan en un sitio fresco (15° C) y evitar
el calor. No se deben descargar del todo habitualmente. Es mejor no cargarlas cuando
tienen más de un 50% de carga (según el cargador que tengamos). Cuando se vayan a almacenar
mucho tiempo, se recomienda dejarlas con una carga intermedia. Si el aparato que utiliza
estas baterías se puede usar enchufado a la red, y mientras funciona así carga las
baterías, se debe evitar que este proceso continúe cuando la batería ya está con la
carga completa, porque esa situación disminuye su capacidad. Es preciso cargarlas con
un cargador específico para esta tecnología. Usar un cargador inadecuado daña la batería
y puede hacer que se incendie.
La primera carga es la más importante para la duración de la batería. Debe hacerse hasta
el máximo, después hay que descargarla del todo. Luego de esto, al ir realizando sucesivas
cargas normales, la batería va adquiriendo más capacidad de carga hasta llegar a su maximo
amperaje (aproximadamente en la décima carga).
Cuando indicamos "carga normal" nos referimos a la carga lograda cuando el cargador
avisa que la ha completado. Lo normal es que se encienda un LED, deje de parpadear.
Hay quienes recomiendan hacer las primeros ciclos de carga/descarga completos.
Las desventajas de estas baterías de litio son: Independientemente del uso,
sólo tienen una vida útil de 3 años. Se pueden cargar entre
300 y 600 veces, menos que una batería de Ni-Cd o Ni/MH. Son más caras, pero el precio
se ha ido acercando rápidamente al de las otras tecnologías. Están fabricadas con
materiales inflamables (pueden explotar o incendiarse). Necesitan de un sistema electrónico
para controlar en todo momento la batería y evitar los inconvenientes citados. Rendimiento
muy inferior a las demás baterías de Ni-Cd o Ni/MH en bajas temperaturas, reduciéndose
su duración hasta a un 25%.
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