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04/Feb/05

La inteligencia artificial todavía está en pañales

La búsqueda una auténtica Inteligencia Artificial está entre los ambiciosos intereses del Pentágono.

(AP) Entre los villanos más convenientes de la ciencia ficción se encuentran las computadoras que piensan demasiado, como la notoria HAL de la película 2001: Odisea del espacio.

Pero en la realidad, aun la supercomputadora más avanzada carece de la capacidad de raciocinio de un niño. Las computadoras no pueden leer, aprender ni razonar como los seres humanos.

Zanjar esa brecha cognitiva entre los seres humanos y las máquinas —crear una computadora que pueda leer y aprender a nivel avanzado— es el objetivo ambicioso de los investigadores de la inteligencia artificial.

La Agencia del Proyecto de Investigación Avanzada para la Defensa (DARPA), del Pentágono, concedió un contrato por valor al menos de 400.000 dólares a dos profesores del Instituto Politécnico Rensselaer que tratan de construir una máquina que pueda aprender mediante la lectura.

Los académicos esperan crear una máquina que pueda leer pasajes de textos y responder preguntas en base al material. En el proceso, el profesor Selmer Bringsjord cree que dichas máquinas dotadas de inteligencia artificial (IA) podrán leer planes o manuales militares y adaptarse al vuelo en el fragor de la batalla.

"Tenemos ahora un aparato militar tan complejo, tan tecnológico, que necesitamos la ayuda de la IA", afirmó Bringsjord, director del Laboratorio de Inteligencia Artificial y Razonamiento del politécnico. "No se puede volver atrás".

La inteligencia artificial ya está arraigada en nuestras vidas, desde los programas usados por los bancos para evaluar el crédito de los solicitantes de préstamos hasta los que corrigen la ortografía en los procesadores de palabras, pasando por los programas de investigación que exploran los bancos de datos en busca de asociaciones.

Pero la lectura es difícil para las máquinas. Las oraciones deben ser convertidas en ecuaciones de lógica formal u otros formatos accesibles para ellas. Las computadoras pueden hacerlo en escala modesta. Pero lo que ha demostrado ser más elusivo, sin embargo, es una programación que pueda encontrar la punta del ovillo en frases figuradas como ésta.

"El lenguaje natural es muy ambiguo", explicó Boris Katz, del Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT. "Si uno va más allá de oraciones como 'Juan ama a María' a algo como un párrafo del Wall Street Journal, el lenguaje contiene algunos fenómenos notablemente complicados que son muy difíciles de representar".

Bringsjord y su compañero Konstantine Arkoudas, también profesor en el politécnico, desean crear algoritmos, o fórmulas matemáticas, que permitan a su máquina "Lista para leer" convertir las oraciones en enunciados de lógica formal. El paso siguiente sería crear un juego adicional de algoritmos que permitan a la máquina usar la información que absorbe para interpretarla. En otras palabras, razonar.

Por ejemplo, si la máquina lee sobre los planetas, debe adquirir la capacidad de responder a la pregunta "¿Cuál es el planeta más grande?", aunque el texto nunca mencione explícitamente que es Júpiter.

La asignación a DARPA tiene vigencia de un año, con opciones a extenderla a un contrato de tres años por 1,2 millón de dólares. Bringsjord espera tener en tres años su máquina lista para leer algunos textos básicos como álgebra y astronomía.

La portavoz de DARPA Jan Walker dijo que la asignación no está vinculada a ningún programa particular del Pentágono sino que forma parte del interés de la agencia en los sistemas cognitivos. Ronald Brachman, director de la Oficina de Tecnología para el Procesamiento de Información, de DARPA, ha hablado abiertamente sobre el "futuro impregnado de computadoras" de los militares.

"Para tener éxito, necesitamos sistemas que puedan recordar dónde han estado y qué han visto, y que se mejoren con el tiempo", dijo Brachman a los investigadores en una conferencia el año pasado.

Se anticipa que la conexión entre soldado y computadora —las portátiles de batalla controlan los diminutos aviones no tripulados de vigilancia, y otras computadoras permiten a los soldados ver en la pantalla la ubicación de las unidades de su propio bando— se estrechará considerablemente en los próximos años.

Un problema con la intensa dependencia de la tecnología, al menos la existente hoy día, es que las máquinas a las que se podría acudir para tomar decisiones militares no pueden ajustarse a las condiciones rápidamente cambiantes del campo de batalla, dijo Bringsjord.

El investigador avizora que los robots del futuro recibirán instrucciones leyéndolas o escuchándolas. Dijo que una vez que una máquina haya absorbido todas las informaciones relevantes sobre un rubro, como ser factores culturales, históricos y geográficos de una zona, un oficial pueda decir: "Esta es la situación actual en Faluya. Vamos a inspeccionar".

Puede parecer ciencia ficción, pero no es nada descabellado. Ya se puede aceptar la existencia de máquinas cognitivas, dependiendo de la definición del término.

En Austin, Texas, la firma Cycorp ha estado conformando una "base de conocimiento" llamada Cyc con el propósito de que constituya un depósito de conocimiento humano que pueda tomar decisiones inteligentes.

El vicepresidente de investigación de Cycorp, Michael Witbrock, dijo que Cyc puede razonar sobre la base de 2,5 millones de aseveraciones en su sistema, tal como inferir qué nivel de salario puede tener alguien en base a su trabajo.

Ya existen máquinas que reconocen órdenes verbales y rostros y hacen inferencias sobre la base de experiencias, dice el profesor de ciencias de la computación Tom Mitchell, de la Universidad Carnegie Mellon.

Pero Mitchell, ex profesor de la Asociación Estadounidense de Inteligencia Artificial, hace una gran salvedad: aunque los investigadores han hecho grandes progresos en diferentes áreas de la cognición, todavía reina un notorio misterio acerca de cómo se combinan las piezas del rompecabezas.

En otras palabras, las preocupaciones que pueda causar una computadora sabelotodo pueden ser prematuras. Katz cree que está muy lejos una computadora que pueda razonar al nivel siquiera de un infante.

"Todavía estoy buscando ese sentido común que tienen los niños de tres años", comentó Katz. "Y todavía no lo tenemos".

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