Dario Floreano, del Laboratorio de Sistemas Inteligentes del Instituto Federal Suizo de Tecnología, demuestra que los robots pueden evolucionar para comunicarse entre sí a fin de ayudar, e incluso engañar, a los demás.
Floreano y sus colegas equiparon a sus robots con sensores de luz, anillos de luz de color y ruedas y los pusieron en hábitats decorados con brillantes "fuentes de
alimento" y otras de "veneno". Las primeras recargan sus baterías y las otras las descargan.
Sus circuitos neuronales se programaron con 30 "genes", elementos de código de programa que determinan el nivel de detección de luz y de qué forma
responden a estos estímulos.
Los robots estaban inicialmente programados para emitor luz de forma aleatoria y moverse al azar al detectar luz.
Para crear la siguiente generación de robots, Floreano recombinó los genes de los que resultaron mejores, los que lograron cargar mejor sus baterías desde su
"fuente de alimento".
El código resultante (con un poco de mutación añadida en forma de cambios aleatorios) se instaló de nuevo en los robots para convertirlos en lo que, en esencia,
fueron descendientes de los anteriores, y se los puso de nuevo en su hábitat artificial.
"Hemos creado una situación común en la naturaleza: la búsqueda de alimento con incertidumbre", dijo Floreano. "Tienes que encontrar comida, pero no sabes
cómo es cada alimento; si comes veneno, mueres".
Se les permitió "comer", "reproducirse" y "morir" a cuatro colonias de robots diferentes.
Para la generación 50, en tres de las cuatro colonias los robots han aprendido a comunicarse encendiendo sus luces para alertar a los demás cuando han
encontrado alimento.
La cuarta colonia, en cambio, evolucionó para dar existencia a robots "tramposos", que se iluminan para decirle a los otros que el veneno es alimento, mientras que
ellos mismos se mueven hasta las fuentes de "alimento" y se cargan con éste sin emitir ni un parpadeo.
Algunos robots, sin embargo, son verdaderos héroes: señalaron el peligro y murieron para salvar a otros robots.
"A veces", dijo Floreano, "se ve en la naturaleza un animal que emite un grito cuando ve un depredador, resulta devorado él y los otros escapan, pero yo nunca
esperaba ver esto en robots".
Fuente: Discover Magazine. Aportado por Eduardo J. Carletti
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Laboratory of Intelligent Systems, Prof. Dario Floreano