Ingenieros de la Universidad de Michigan desarrollaron un microprocesador que necesita 30.000 veces
menos energía en reposo y 10 veces menos en su modalidad activa que el resto de los microprocesadores.
El procesador, al que sus creadores llamaron Phoenix, estableció una nueva marca en el bajo consumo de energía y se
diseñó para el empleo en aparatos de avanzada activados por sensores tales como implantes médicos, controles y
equipos de vigilancia.
Este procesador consume apenas 30 picovatios cuando está en reposo, según la Universidad de Michigan. Un picovatio
equivale a una mil millonésima de vatio. En teoría, la energía almacenada en una batería para reloj sería suficiente
para mantener al Phoenix en operación durante 263 años.
El proyecto lo dirigió Scott Hanson, estudiante doctorado en el Departamento de Ingeniería Eléctrica y Ciencia de
Computadoras, quien presentará el diseño el 20 de junio de 2008 en el Simposio del Instituto de Ingenieros Eléctricos
y Electrónicos sobre Circuitos.
Phoenix mide un milímetro cuadrado, y no hay algo de especial en su tamaño, ya que muchos sensores y artefactos
electrónicos modernos miden un milímetro cuadrado o menos. Pero Phoenix es del mismo tamaño que su batería, fina
como una película, y esto marca un logro importante, indicó la Universidad de Michigan.
"En muchos casos las baterías son mucho más grandes que los procesadores a los que alimentan de energía y esto
expande drásticamente el tamaño y el costo del sistema entero", dijo David Blaauw, profesor en el Departamento
de Ingeniería Eléctrica y Ciencia de Computadoras.
"Por ejemplo la batería en una computadora portátil es casi 5.000 veces más grande que el procesador y provee
sólo unas pocas horas de energía", explicó. "El consumo bajo nos permite reducir el tamaño de la batería y, en
consecuencia, el tamaño de todo el sistema".
"Se calcula que nuestro sistema, incluida la batería, es unas mil veces más pequeño que el más pequeño de los
sistemas de sensores conocido ahora", dijo Blaauw. "Esto podría conducir a toda una gama nueva de aplicaciones
de sensores".
Un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan está probando el Phoenix en un sensor biomédico que
controla la presión ocular en pacientes con glaucoma.
La Universidad señaló que los ingenieros creen que procesadores como éste también podrían dispersarse sobre un
área para crear una red invisible de sensores que vigile el agua o el aire o que detecten movimientos.
Otro uso posible es embeber microprocesadores en el hormigón para tener información sobre la integridad estructural
de los edificios y puentes nuevos.
Para lograr ese muy bajo consumo de energía, los ingenieros del Phoenix se enfocaron en la modalidad de reposo,
que es la forma en que los sensores pasan más del 99 por ciento de sus vidas. Los sensores se 'despiertan' sólo
brevemente para hacer su trabajo de computación a intervalos regulares.
Artículo original (inglés) en AQUI
Fuente. Aportado por EJC
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