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Crean piel electrónica resistente al agua, sensible y con capacidad de auto-reparación

Un equipo de científicos de la Universidad Nacional de Singapur (NUS) se inspiró en los invertebrados submarinos como las medusas para crear una piel electrónica con una funcionalidad similar.

Al igual que una medusa, la piel electrónica es transparente, estirable, sensible al tacto y se auto-repara en entornos acuáticos. Pero además es conductora de la electricidad, y podría usarse en todo, desde pantallas táctiles resistentes al agua hasta robots acuáticos blandos.

El profesor asistente Benjamin Tee y su equipo del Departamento de Ciencia e Ingeniería de Materiales de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Singapur desarrollaron el material, junto con colaboradores de la Universidad de Tsinghua y la Universidad de California en Riverside.

El equipo de ocho investigadores dedicó poco más de un año a desarrollar el material, y su invención se publicó por primera vez este año en la revista Nature Electronics.

Materiales auto-reparables, transparentes e impermeables para un amplio rango de usos

El profesor asistente Tee ha estado trabajando en pieles electrónicas durante muchos años, y fue parte del equipo que desarrolló los primeros sensores electrónicos de piel con auto-reparación en 2012.

Su experiencia en esta área de investigación lo llevó a identificar los obstáculos clave que aún no han superado las pieles electrónicas auto-reparables. «Uno de los desafíos con la mayoría de los materiales auto-reparables actuales es que no son transparentes y no funcionan de manera eficiente cuando están mojados», dijo. «Estos inconvenientes los hacen menos útiles para aplicaciones electrónicas, como las pantallas táctiles, que a menudo deben usarse en condiciones de clima con humedad extrema».

Continuó: «Con esta idea en mente, comenzamos a observar a las medusas; son transparentes y capaces de percibir en el ambiente acuático. Entonces, nos preguntamos cómo podríamos hacer un material artificial que pudiera imitar la naturaleza resistente al agua de las medusas y, sin embargo, fuese sensible al tacto».

Tuvieron éxito en este esfuerzo al crear un gel que consiste en un polímero a base de fluorocarbono con un líquido ionizado rico en flúor. Cuando se los combina, la red de polímeros interactúa con el líquido iónico a través de interacciones ión-dipolo altamente reversibles, lo que le permite auto-repararse.

Al elaborar las ventajas de esta configuración, el profesor Tee explicó: «La mayoría de los geles de polímeros conductores, como los hidrogeles, se hinchan al sumergirlos en agua o se secan con el tiempo en el aire, lo que hace que nuestro material sea diferente es que puede conservar su forma tanto en entornos húmedos como secos. Funciona bien en agua de mar e incluso en ambientes ácidos o alcalinos».


La próxima generación de robots blandos

La piel electrónica se crea imprimiendo el material nuevo dentro de circuitos electrónicos. Como es un material blando y estirable, sus propiedades eléctricas cambian cuando se toca, presiona o se tensa.

«Luego podemos medir este cambio y convertirlo en señales eléctricas legibles para crear una amplia gama de diferentes aplicaciones de sensores», agregó el profesor Tee.

«La capacidad de imprimir nuestro material en 3D también muestra potencial en la creación de tableros de circuitos totalmente transparentes que podrían usarse en aplicaciones robóticas. Esperamos que este material pueda usarse para desarrollar varias aplicaciones en tipos emergentes de robots blandos», agregó el profesor Tee, quien también pertenece al Departamento de Ingeniería Eléctrica e Informática de NUS, y el Instituto Biomédico para la Investigación y Tecnología de Salud Global (BIGHEART) en NUS.





Los robots blandos, y la electrónica blanda en general, buscan imitar los tejidos biológicos para hacerlos más compatibles mecánicamente con las interacciones hombre-máquina. Además de las aplicaciones de robots blandos convencionales, la tecnología impermeable de este nuevo material permite el diseño de robots anfibios y dispositivos electrónicos resistentes al agua.

Una ventaja adicional de esta piel electrónica autorreparable es el potencial que tiene para reducir la basura tecnológica. Tee explicó: «Cada año, se generan globalmente millones de toneladas de desechos electrónicos provenientes de teléfonos móviles, tabletas, etc. Esperamos crear un futuro en el que los dispositivos electrónicos hechos de materiales inteligentes puedan realizar acciones de reparación automática para reducir la cantidad de desechos electrónicos en el mundo».

Próximos pasos

El profesor Tee y su equipo continuarán su investigación y esperan explorar más posibilidades de este material en el futuro. Dijo: «Actualmente, estamos haciendo uso de las propiedades integrales del material para hacer nuevos dispositivos optoelectrónicos, que podrían utilizarse en muchas nuevas interfaces de comunicación hombre-máquina».

Fuente de la historia: ScienceDaily. Materiales proporcionados por la Universidad Nacional de Singapur. Referencia de la publicación: Yue Cao, Yu Jun Tan, Si Li, Wang Wei Lee, Hongchen Guo, Yongqing Cai, Chao Wang, Benjamin C.-K. Tee. Pieles electrónicas autocurables para ambientes acuáticos. Nature Electronics, 2019; 2 (2): 75 DOI: 10.1038 / s41928-019-0206-5

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Un pequeño robot blando con muchas patas administraría fármacos al cuerpo humano

A partir de una investigación dirigida por la Universidad de la Ciudad de Hong Kong (CityU) se desarrolló un novedoso robot blando con patas similares a una oruga, capaz de transportar cargas pesadas, y adaptable a entornos adversos. Este mini robot podría allanar el camino para el avance de la tecnología médica, como la administración de medicamentos en el interior del cuerpo humano.

EN UNA INVESTIGACIÓN DIRIGIDA POR LA UNIVERSIDAD DE LA CIUDAD DE HONG KONG SE DESARROLLÓ UN NUEVO ROBOT CON PATAS DE ORUGA CAPAZ DE LLEVAR CARGAS PESADAS EN RELACIÓN A SU TAMAÑO Y ADAPTARSE AL AMBIENTE ADVERSO

En todo el mundo se han realizado investigaciones sobre el desarrollo de robots blandos. Pero el nuevo diseño de CityU con patas múltiples ayuda a reducir significativamente la fricción, de modo que el robot puede moverse de manera eficiente sobre superficies dentro del cuerpo revestidas o completamente sumergidas en fluidos corporales, como sangre o mucosidad.

Los hallazgos de la investigación se publicaron en el último número de la revista científica Nature Communications, titulada “A Bio-inspired Multilegged Soft Millirobot that Functions in Both Dry and Wet Conditions” (Un millirobot blando de múltiples patas de inspiración biológica que funciona en condiciones tanto secas como húmedas).

Diseño de robot de inspiración biológica

Lo que hace que este milli-robot se destaque es que tiene cientos de patas puntiagudas de menos de 1 mm de largo que se ven como un cabello pequeño y corto. Este diseño único no fue una elección al azar. El equipo de investigación ha estudiado las estructuras de las patas de cientos de animales terrestres, incluidos aquellos con 2, 4, 8 o más patas, en particular la relación entre la longitud de las patas y la brecha entre las patas. Y a partir de ahí, tuvieron su inspiración.


«La mayoría de los animales tienen una proporción de pata a brecha de 2:1 a 1:1. Así que decidimos crear nuestro robot con una proporción de 1:1», explica el Dr. Shen Yajing, profesor asistente del Departamento de Ingeniería Biomédica de la Ciudad (BME), quien dirigió la investigación.

El grosor del cuerpo del robot es de aproximadamente 0,15 mm, y cada pata cónica mide 0,65 mm de largo. El espacio entre las patas es de aproximadamente 0,6 mm, lo que hace que la relación entre la longitud de la pata y la separación entre ellas sea de aproximadamente 1:1. Además, las patas puntiagudas del robot han reducido considerablemente su área de contacto y, por lo tanto, la fricción con la superficie. Las pruebas de laboratorio mostraron que el robot de patas múltiples tiene 40 veces menos fricción que un robot sin extremidades, tanto en ambientes húmedos como secos.

Aparte del diseño de patas múltiples, los materiales también son importantes. El robot está fabricado con un material de silicona llamado polidimetilsiloxano (PDMS) incrustado con partículas magnéticas que le permite controlarlo de forma remota mediante la aplicación de una fuerza electromagnética. «Tanto los materiales como el diseño de patas múltiples mejoran en gran medida las propiedades hidrofóbicas del robot. Además, la pieza de silicona es blanda y se puede cortar fácilmente para crear robots de varias formas y tamaños para diferentes aplicaciones», dice el profesor Wang Zuankai del Departamento de Ingeniería mecánica (MNE), que concibió esta idea de investigación e inició la colaboración entre los investigadores.

Moverse cómodo en ambientes hostiles

Controlado por un manipulador magnético que se utiliza en experimentos, el robot puede moverse tanto con un patrón de propulsión de aleta como con un patrón de péndulo invertido, lo que significa que puede usar sus patas delanteras para aletear hacia adelante, y también balancear el cuerpo apoyado sobre las patas izquierdas y derechas alternativamente, para avanzar respectivamente.

«La superficie rugosa y la textura cambiante de diferentes tejidos dentro del cuerpo humano causan que el transporte sea un desafío. Nuestro robot de varias patas muestra un rendimiento impresionante en diversos terrenos y, por lo tanto, abre amplias aplicaciones para el suministro de medicamentos dentro del cuerpo», dice el profesor Wang.




El equipo de investigación demostró además que al enfrentar un obstáculo más alto que la longitud de sus patas, el robot, con sus patas blandas deformables, es capaz de levantar un extremo de su cuerpo para formar un ángulo o hasta 90 grados y cruzar el obstáculo fácilmente. Y el robot puede aumentar su velocidad cuando se incrementa la frecuencia electromagnética aplicada.

El robot también muestra una notable capacidad de carga. Las pruebas de laboratorio mostraron que el robot era capaz de llevar una carga 100 veces más pesada que él mismo, una fuerza comparable a una hormiga, uno de los hércules más fuertes de la naturaleza, como si un ser humano pudiese levantar fácilmente un minibús de 26 asientos.

«La sorprendente capacidad de transporte, la eficiente locomoción y la buena capacidad para cruzar obstáculos hacen que este milli-robot sea extremadamente adecuado para aplicaciones en un entorno hostil, por ejemplo, para enviar un medicamento a un lugar asignado a través del sistema digestivo o para realizar una inspección médica», agrega Dr. Shen.

Antes de realizar pruebas adicionales en animales y, finalmente, en seres humanos, los equipos de investigación están desarrollando y perfeccionando su investigación en tres aspectos: encontrar un material biodegradable, estudiar nuevas formas y agregar características adicionales.

«Esperamos crear un robot biodegradable en los próximos dos o tres años para que se descomponga naturalmente después de su misión de administración de medicamentos», dice el Dr. Shen.

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Piernas robóticas que se basan en la evolución animal para aprender a caminar

Investigadores de la Universidad de Carolina del Sur (USC) han construido un robot que puede aprender solo a caminar. Inspirados por la forma de aprender de los humanos, y de los animales que han evolucionado para aprender esta habilidad a los pocos minutos de nacer, se espera que la investigación abra nuevas posibilidades en los campos de las prótesis dinámicas y los robots que aprenden sobre la marcha en entornos desconocidos.

La nueva extremidad robótica conectada a una máquina de cuatro patas (Crédito: Matthew Lin)

«Hoy en día, para que un robot esté listo para interactuar con el mundo se necesita el equivalente de meses o años de entrenamiento, pero queremos lograr el rápido aprendizaje y las adaptaciones que se ven en la naturaleza», dice Francisco J. Valero-Cuevas, un profesor de Ingeniería Biomédica.

En pos de este objetivo, Valero-Cuevas y sus colegas desarrollaron una pierna robótica accionada por tendones de tipo animal y controlada por algoritmos de Inteliencia Artificial bio-inspirados. Esto permite que el robot desarrolle la habilidad de caminar de manera similar a los humanos, por medio de lo que se conoce en los círculos de robótica como Motor Babbling (“babbling” es el balbuceo de los bebés que están probando su capacidad de hablar), que implica realizar movimientos exploratorios repetidos.

«Estos movimientos aleatorios de la pierna permiten al robot construir un mapa interno de su extremidad y sus interacciones con el medio ambiente», dice el estudiante de doctorado de ingeniería de la USC, Ali Marjaninejad, autor del estudio.

Los investigadores han desarrollado una extremidad robótica accionada por tendones de tipo animal y controlada por algoritmos de inteligencia artificial específicos.

Al aprender sobre su estructura y entorno, el miembro robótico puede desarrollar su propio andar personalizado y aprender una nueva tarea de caminar después de solo cinco minutos de pruebas puramente descoordinadas. A tal punto que puede recuperarse si tropieza al querer dar su próximo paso con seguridad en el suelo, aunque no esté programado para hacerlo. Los investigadores creen que este es el primer robot capaz de tal hazaña, y están entusiasmados con las posibilidades que abre el avance.
Como explican, los robots pueden programarse para realizar ciertas tareas en ciertos escenarios, pero no se pueden preparar para toda posibilidad. Este tipo de robots, por otro lado, que son capaces de desarrollar sus propios movimientos personalizados en respuesta a su entorno, podrán asumir una gama más amplia de tareas.

«Si se deja que estos robots aprendan de la experiencia relevante, finalmente encontrarán una solución que, una vez lograda, se utilizará y adaptará según sea necesario», dice Marjaninejad. «La solución puede no ser perfecta, pero se adoptará si es lo suficientemente buena para la situación. No todos necesitamos o deseamos, o podemos gastar tiempo y esfuerzo en ganar una medalla olímpica».





Las prótesis sensibles son un área en la que este tipo de tecnología podría tener un impacto, ya que ayuda a las personas con discapacidades, al permitirles extremidades más intuitivas, naturales y que se mejoran a sí mismas. La exploración espacial es otra, donde los robots podrían colocarse en planetas o lunas lejanos y usar sus capacidades de aprendizaje para ajustar su modo de andar y navegar por terreno desconocido.

«La capacidad de una especie para aprender y adaptar sus movimientos a medida que cambian sus cuerpos y ambientes ha sido, desde el principio, un poderoso impulsor de la evolución», dice Brian Cohn, también estudiante de doctorado y autor del estudio. «Nuestro trabajo constituye un paso hacia la capacitación de los robots para aprender y adaptarse de cada experiencia, tal como lo hacen los animales».

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La investigación fue publicada en la revista Nature Machine Intelligence.
Fuente: Universidad del sur de California



Chips de potencia ultra baja ayudan a hacer robots pequeños más capaces

Se muestra un automóvil robótico controlado por un chip híbrido de potencia ultra baja en una pista creada para demostrar su capacidad para aprender y colaborar con otro robot. Crédito: Allison Carter, Georgia Tech

Un chip híbrido de potencia ultra baja inspirado en el cerebro podría ayudar a que robots de tamaño pequeño puedan colaborar y aprender de sus experiencias. Combinado con las nuevas generaciones de motores y sensores de baja potencia, el nuevo Circuito Integrado de Aplicación Específica (ASIC = Application-Specific Integrated Circuit), que funciona con milivatios de potencia, podría ser de ayuda para que los enjambres de robots inteligentes operen durante horas en lugar de minutos.

Para ahorrar energía, los chips utilizan un procesador híbrido digital/analógico basado en dominio de tiempo (time domain), en el que la información se codifica en el ancho de pulso de las señales. El circuito integrado de red neuronal se adapta tanto a la programación basada en modelos como al aprendizaje reforzado por colaboración, lo que podría proporcionar a estos pequeños robots mayores capacidades de reconocimiento, búsqueda y rescate, y otras misiones.

Investigadores del Instituto de Tecnología de Georgia demostraron autos robóticos conducidos por ASIC únicos en la Conferencia Internacional de Circuitos de Estado Sólido (ISSCC) IEEE 2019. La investigación fue patrocinada por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA) y la Corporación de Investigación de Semiconductores (SRC) a través del Centro para la Habilitación de Inteligencia Autónoma Inspirada en el Cerebro (CBRIC).

«Estamos tratando de poner inteligencia en estos robots tan pequeños para que puedan aprender sobre su entorno y moverse de forma autónoma, sin infraestructura», dijo Arijit Raychowdhury, profesor asociado de la Escuela de Ingeniería Eléctrica e Informática de Georgia Tech. «Para lograrlo, queremos incorporar diseños de circuitos de baja potencia a estos dispositivos tan pequeños para que puedan tomar decisiones por su cuenta. Existe una gran demanda de robots muy pequeños pero capaces, que no requieren infraestructura».

Los autos demostrados por Raychowdhury junto a los estudiantes de posgrado Ningyuan Cao, Muya Chang y Anupam Golder navegan a través de una pista rodeada de almohadillas de goma y paredes de bloques de cartón. Mientras buscan un objetivo, los robots deben esquivar conos de tráfico y evitarse entre ellos, aprendiendo del entorno a medida que avanzan y se comunican continuamente.

Los autos utilizan sensores de inercia y ultrasonido para determinar su ubicación y detectar objetos a su alrededor. La información de los sensores va al ASIC híbrido, que sirve como el «cerebro» de los vehículos. Luego, las instrucciones van a un controlador Raspberry Pi, que es el que envía instrucciones a los motores eléctricos.


En los pequeños robot, tres sistemas principales consumen energía: los motores y controladores utilizados para conducir y dirigir las ruedas, el procesador y el sistema de detección. En los autos construidos por el equipo de Raychowdhury, que el ASIC sea de baja potencia significa que los motores consumen la mayor parte de ésta. «Hemos podido reducir la potencia de cómputo a un nivel en el que el cálculo está dominado por las necesidades de los motores», dijo.

El equipo está trabajando con colaboradores en motores que utilizan tecnología microelectromecánica (MEMS) capaz de operar con mucha menos potencia que los motores convencionales.

«Quisiéramos construir un sistema en el que la potencia de detección, las comunicaciones y la potencia de la computadora y la actuación estén aproximadamente al mismo nivel, del orden de cientos de milivatios», dijo Raychowdhury, quien es profesor adjunto de Semiconductores ON en la Escuela de Ingeniería Eléctrica y Computación. «Si podemos construir estos robots del tamaño de la palma de la mano con motores y controladores eficientes, deberíamos poder obtener tiempos de operación de varias horas con un par de baterías AA. Ahora tenemos una buena idea de qué tipo de plataformas informáticas necesitamos para ofrecer esto, pero todavía necesitamos los otros componentes para ponernos al día».

ASIC


En la computación basada en time-domain, la información se transporta en dos voltajes diferentes, codificados en el ancho de los pulsos. Eso le da a los circuitos las ventajas de eficiencia energética de los circuitos analógicos con la robustez de los dispositivos digitales.

«El tamaño del chip se reduce a la mitad, y el consumo de energía es un tercio de lo que necesitaría un chip digital tradicional», dijo Raychowdhury. «Usamos varias técnicas en los diseños de lógica y memoria para reducir el consumo de energía al rango de milivatios (un milivatio es una milésima de vatio), y al mismo tiempo cumplir con el objetivo de rendimiento».

Con cada ancho de pulso representando un valor diferente, el sistema es más lento que los dispositivos digitales o analógicos, pero Raychowdhury dice que la velocidad es suficiente para estos robots pequeños.

«Para estos sistemas de control, no necesitamos circuitos que operen a múltiples gigahercios porque los dispositivos no se mueven tan rápido», dijo. «Estamos sacrificando un poco de rendimiento para obtener eficiencias energéticas extremas. Incluso si la computadora funciona a 10 o 100 megahercios, eso será suficiente para las aplicaciones que se buscan».





Los chips CMOS de 65 nanómetros se adaptan a los dos tipos de aprendizaje apropiados para un robot. El sistema puede programarse para seguir algoritmos basados en modelos, y puede aprender de su entorno utilizando un sistema de fortalecimiento que fomenta un mejor y mejor desempeño a lo largo del tiempo, como un niño que aprende a caminar tropezando con cosas.

«Se inicia el sistema con un conjunto predeterminado de “pesos” en la red neuronal para que el robot pueda comenzar desde un buen lugar y no se bloquee de inmediato ni proporcione información errónea», dijo Raychowdhury. «Cuando usted lo ubica en un nuevo sitio, el entorno tendrá algunas estructuras que reconocerá y otras que el sistema tendrá que aprender. Luego, el sistema tomará las decisiones por su cuenta y evaluará la efectividad de cada decisión para optimizar sus movimientos».

La comunicación entre los robots les permite colaborar para buscar un objetivo.

«En un entorno de colaboración, el robot no solo necesita entender lo que está haciendo, sino también lo que están haciendo los demás en el mismo grupo», dijo. «Trabajarán para maximizar logros totales del grupo en lugar de una recompensa individual».

Con su demostración en la Conferencia Internacional de Circuitos de Estado Sólido, que les aportó una prueba del diseño, el equipo continúa optimizando el desarrollo y está trabajando en un sistema en chip para integrar los circuitos de computación y control.

«Queremos habilitar más y más funcionalidad en estos pequeños robots», agregó Raychowdhury. «Hemos demostrado lo que es posible, y lo que hemos hecho ahora tendrá que ser aumentado por otras innovaciones».

Fuente: Instituto de Tecnología de Georgia

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Estos robots se construyen en cantidades en un mismo proceso utilizando la tecnología de nanofabricación: cada oblea contiene un millón de máquinas.


Los investigadores han aprovechado las últimas técnicas de nanofabricación para crear robots con forma de minúsculos insectos que funcionan de forma inalámbrica, capaces de caminar y sobrevivir en entornos hostiles, y suficientemente pequeños como para ser inyectados a través de una aguja hipodérmica común.

«Cuando era niño, recuerdo haber mirado en un microscopio y haber visto todas estas locuras. Ahora estamos construyendo cosas que están activas en ese tamaño. No solo podemos mirar este mundo: en realidad, puedes jugar en él», dijo Marc Miskin, quien desarrolló las técnicas de nanofabricación con sus colegas, los profesores Itai Cohen y Paul McEuen y el investigador Alejandro Cortese en la Universidad de Cornell, mientras que Miskin fue postdoctorado en el laboratorio de física atómica y de estado sólido allí. En enero, se convirtió en profesor asistente de ingeniería eléctrica y de sistemas en la Universidad de Pennsylvania.

Miskin presentó esta semana su investigación sobre robots microscópicos en la reunión de marzo de la American Physical Society en Boston. También participó en una conferencia de prensa que describió el trabajo.

Crédito: Marc Mishkin


Orígenes de los micro robots

En el transcurso de los últimos años, Miskin y sus colegas de investigación desarrollaron una técnica de nanofabricación de varios pasos que convierte una oblea de silicio especializada de 10 centímetros en un millón de robots microscópicos en solo unas semanas. Cada 70 micrones de largo (aproximadamente el ancho de un cabello humano muy delgado), los cuerpos de los robots se forman a partir de un esqueleto de vidrio rectangular superfino cubierto con una capa delgada de silicio en la que los investigadores graban sus componentes electrónicos de control y dos o cuatro células solares de silicio: el equivalente rudimentario de un cerebro y órganos.

«La verdadera explicación a alto nivel de cómo los hacemos es que tomamos la tecnología desarrollada por la industria de los semiconductores y la usamos para hacer pequeños robots», dijo Miskin.

Cada una de las cuatro patas de un robot está formada por una bicapa de platino y titanio (o alternativamente, grafeno). El platino se aplica utilizando deposición de capa atómica. «Es como pintar con átomos», dijo Miskin. La capa de platino-titanio se corta luego en las cuatro patas de cada robot de 100 átomos de espesor.

«Las piernas son super fuertes», dijo. «Cada robot lleva un cuerpo que es 1.000 veces más grueso y pesa aproximadamente 8.000 veces más que cada pata».

Los investigadores encienden un láser en una de las células solares de un robot para alimentarlo. Esto hace que el platino en la pierna se expanda, mientras que, a su vez, el titanio permanece rígido, lo que hace que la extremidad se doble. La marcha del robot se genera porque cada célula solar provoca la contracción alternativa o la relajación de las patas delanteras o traseras.

Los investigadores vieron por primera vez el movimiento de la pata de un robot varios días antes de la navidad de 2017. «La pata solo se torció un poco», recordó Miskin. «Pero fue la primera prueba de diseño, ¡esto va a funcionar!»





Los equipos de Cornell y Pennsylvania trabajan ahora en versiones inteligentes de los robots con sensores, relojes y controladores a bordo.

La fuente de energía del láser actual limitaría el control del robot al ancho de una uña en el tejido. Así que Miskin está pensando en nuevas fuentes de energía, como ultrasonido y campos magnéticos, que permitirían a estos robots hacer viajes increíbles en el cuerpo humano para misiones como la administración de fármacos o el mapeo del cerebro.

«Descubrimos que puedes inyectarlos con una jeringa y sobreviven, aún están intactos y son funcionales, lo que está muy bien», dijo.

Fuente de la historia: Materiales proporcionados por la American Physical Society. «Los nuevos micro robots de tamaño celular podrían hacer viajes increíbles: un millón de robots microscópicos funcionales producidos a partir de una oblea de silicio de 4 pulgadas en un nuevo proceso de nanofabricación». ScienceDaily, marzo de 2019. www.sciencedaily.com/releases/2019/03/190307161906.htm